Beautiful World… ¿Dónde te has metido? Sin duda este será un año difícil para los optimistas. Nos hemos dejado obsesionar por la idea de que la vida debe ser fácil, cómoda y llena de sensaciones, pues de otra manera no es vida. Estos últimos 2 años han sido como un reseteo para la humanidad. Muy pocos pueden decir que no sufrieron. Lo bueno es que nadie regresa del dolor y permanece siendo el mismo. Es por ello que me animo a compartir 3 aprendizajes por si de algo sirven para comenzar el año:
Aceptar la realidad
Aprendí que no se puede vivir peleado con la realidad. Cuando hice las paces con ella y dejé de pedirle explicaciones al pasado, mi vida cambió. No puedo alterar sus reglas. “Cuando miras al abismo, el abismo te mira a ti.”, decía Nietzche. Y es que la vida como la llames te contesta. Si en la conversación contigo mismo, la agenda diaria va de reproche, ansiedad, miedo o resentimiento, pues terminarás viviendo así. Vivimos como pensamos. Si no encuentras posibilidades, nunca podrás solucionar problemas.
Ayuda mucho el aceptar lo que ocurre e interpretar la realidad en clave positiva. Para los que tenemos fe, eso es la esperanza, intentar ver la mano de Dios en todo y saber que todo es para bien, así no lo entendamos.
Aprender a perder, (y perder para aprender)
Las dificultades y los desafíos son la forma que tiene la vida de enseñarnos el camino. Y la meta es el camino. Es imposible ganar todas las batallas. Hay que saber en cuales enfocarse y aprender de las que perdimos.
“Las personas más bellas que he conocido son aquellas que se han enfrentado a la derrota y el sufrimiento, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Tienen una apreciación, una sensibilidad y comprensión de la vida que las llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.” Elisabeth Kubler.
He visto amigos vivir con la mitad de sueldo, sobreponerse a duelos durísimos, levantarse luego de un Covid en UCI prolongado. Todos llegaron por el dolor a la alegría. Es como si hubiesen descubierto el tesoro de volver ser felices, a través de haber pasado por la tristeza o la tragedia. Y es que una vida feliz no consiste en la ausencia sino en el dominio de las dificultades. Es imposible no caerse, pero allí aparece el esfuerzo para levantarse rápido. Solo pierdes cuando no das todo lo que llevas dentro.
Mi coach, Santiago Alvarez de Mon dijo hace un mes en el WOBI Madrid: “Los grandes campeones que he conocido, como Pau Gasol o Rafa Nadal, ganan muchas veces porque tienen muy presente la posibilidad de perder. Saberse vulnerables es un síntoma inequívoco de fortaleza y humildad. Se rinden en la ducha, cuando terminó el partido, no antes.”
Generar nuevas ilusiones
Una vida sin ilusiones es estéril. Leí hace un mes en primera plana que el COVID ha generado que el 39% de universitarios, haya sufrido ansiedad o depresión severa. Como no vivir estresados cuando todos los días nos bombardean con noticias del Omicron y la política. Luis Huete, profesor del IESE, me decía que hay tres pesamientos tóxicos que generan estrés. (Ojo, pienso que el estrés es bueno, pero en exceso estupidiza, y nubla el razonamiento):
Pérdida: Me están quitando algo
Desprecio: No me reconocen
Nunca: No hay esperanza
Es importante reconocerlos para neutralizarlos. Lo importante no es que te visiten y se alojen contigo, sino que no te dejes esclavizar por ellos, y actuar a pesar de los mismos, eso es el coraje.
Lo que se ha caído, se puede volver a levantar. Hay que neutralizar la tristeza con la ilusión. Vivir con ilusiones es lo que nos mantiene vivos. Detrás de cada línea de llegada, hay otra de partida. Todo lo que sucede es siempre un comienzo, y comenzar, en sí, es siempre una ilusión. Quizá hoy es el momento perfecto para empezar, un nuevo negocio, un cambio en tu trayectoria, o retomar las riendas de tu matrimonio. Luego comprobarás, que valió cada minuto que invertiste. “Espero que vivas una vida de la que estes orgulloso. Si descubres que no es así, espero que tengas la fuerza para empezar de nuevo”. Scott Fitzgerald
Ganar, perder, no es el objetivo, es la consecuencia. El objetivo es alcanzar tu mejor versión, durante el mayor tiempo posible, y luego, contagiarla a los demás.
El destino se crea en cada instante, depende de lo que hagamos hoy. Pero no somos esclavos del mismo. Somos hijos de nuestros pensamientos, hábitos y acciones, porque siempre tenemos un poder de decisión sobre ellos.
Dicen que el miedo no evita la muerte, el miedo evita la vida. Está siempre dispuesto a hacernos ver las cosas peores de lo que son. Hay gente que decide vivir en tinieblas. Son aquellos que se enfocan en lo que no tienen, en lo que no está a su alcance, en lo irrelevante, en los “éxitos” del vecino, en lo que les molesta. No se dan cuenta de que lo que les altera los controla. Hay otros que con lo poco que tienen, hacen mucho, y luchan por sacar adelante sus familias y sus trabajos. Este artículo va para ellos, para los que deciden brillar e iluminar, porque la vida sigue!
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