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A veces perdemos ¿y???


2022, un año en el que navegamos en un mundo con guerra, con pandemia (que aun no se quiere terminar de ir), y con un gobierno como el que tenemos. La vida no es lo que solía ser. ¿Consecuencia de ello? Muchos hemos perdido familia, dinero, amigos, trabajo, y hasta la actitud, porque vivimos en modo “lamento”. Y este país te da muchas razones para ello.

Luis Huete, un gran amigo y profesor del IESE, me comentó que en USA, un jugador de beisbol debe batear únicamente el 30% de las bolas que le lanzan. Con eso es suficiente para seguir jugando en primera. No importa que falle el 70%. ¿Y nosotros? ¿Cómo va nuestro ratio de fracasos y aciertos? Es posible que sean similares al del jugador. Aun así, podemos seguir imaginando una vida buena.

En este mundo no hay ganadores. Hay gente que trabaja, que se esfuerza, a la que como a todos, unas cosas les salen bien y otras no tan bien. A veces el “winner” no cuenta completa la historia, y olvida decir por ejemplo que antes de que le salga ese super negocio, fracasó en muchos otros.

El fracaso es la otra cara del éxito. No se pueden encontrar rosas que no vengan con espinas. No entendemos el concepto de ganar y perder en la vida. Y es que sale muchas veces derrotado el “aparente” vencedor. Buscamos la felicidad y nos sale al encuentro la tristeza. Así, la victoria y la derrota se cruzan con facilidad. Así es la vida, no se entiende la luz sin la oscuridad, el éxito sin el fracaso, dos caras de una misma moneda.

“A veces nuestra suerte sería tener mala suerte. Ciertos triunfos son engaños, ciertas derrotas preparan lejanas victorias,” decía Paul Guth.

Se trata de diferenciar cuando perdemos y cuando fracasamos. Los niños yerran no fracasan, por eso aprenden. Los adultos mantenemos una muy mala relación con el error y por eso estamos como estamos.

¿Cuántos profesionales exitosos son consecuencia feliz de errores correctamente leídos e interpretados? ¿Cuántos hay también que necios y orgullosos, no interpretaron bien los errores y la mente los traicionó? Los pensamientos siempre tienen consecuencias y si continuamente pensamos en problemas y tristezas, nuestra actitud será una consecuencia de ello. Por eso, que importante aprender a pensar lo que pensamos.

Quien deja todo lo que lleva dentro en la cancha, quien pierde el partido con el depósito de gasolina vacío, puede perder, pero no fracasar. Si actuamos de forma tal que siempre vamos “all in”, siempre ganaremos, porque ése es el único partido que depende de nosotros, el único que nos vale para la eternidad. Los resultados lamentablemente dependen en buena parte del esfuerzo, pero también de muchas variables externas y que no podemos manejar. En la vida, triunfan los que han aprendido a luchar por dar lo mejor de si mismos, a ser felices superando sufrimientos y aprendiendo de los fracasos.

No se si por suerte o por desgracia, pero he perdido y me he rendido muchas veces, y no se acabó el mundo. Si en la caída, el desánimo prende y arraiga, allí sí fracasaremos. Si aprendemos del mismo y enmendamos el camino, la cosa cambia.

2022, año complejo, retador, en el que para salir adelante tendremos que innovar, hacer más con menos. El éxito verdadero cuesta, y mucho. Viene disfrazado en muchos casos de lucha, esfuerzo, y sufrimiento. Bien dicen que no se sale adelante celebrando éxitos sino superando fracasos. La realidad y el pasado confirman que todo lo que vale cuesta, lo que fácil llega, fácil se va. A los que buscan las cosas fáciles, o que se creen con suerte para conseguirlas sin esfuerzo, la vida les pasará la factura, tarde o temprano.

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