Hace poco más de 10 años, en el Congreso mundial de Management, celebrado en Nueva York, ocurrió un hecho inesperado. Los oradores de talla mundial como Phillp Kotler y demás habían terminado y el conferencista de cierre lo habían mantenido en suspenso. Grande fue la sorepresa del auditorio, Gerentes Generales de las empresas más grandes del mundo, cuando vieron ingresar a la Madre Teresa de Calcuta. Lo curioso del caso es que habló 30 segundos y a pesar de que no estaba en las encuestas que los asistentes llenan luego del congreso para calificar a los expositores, pues la incluyeron a lapicero y le dieron el puntaje más alto. ¿Qué mensaje tan potente pudo decir en 30 segundos que la hayan hecho merecedora de ello? Algo muy simple, muy básico, pero a la vez quizá lo que más nos falte. Ella se paró enfrente del auditorio, luego de saludarlos, les dijo “¿Así que quieren tener empresas más exitosas no? Pues a todo su equipo de trabajo, conózcanlos, quiéranlos mucho, y exíjanles mucho.”
Todo parte por allí, no podemos evaluar a quien no conozcamos, porque no sabemos que problemas está teniendo en ese momento, que definitivamente afectan su desempeño. No podemos premiar sino sabemos que es lo que realmente le interesa a esa persona, a veces es sueldo, a veces trato, a veces retos, a veces posición, es decir, la primera regla que nos da la Madre Teresa es quizá la más básica de todas, pero también la menos común en nuestras empresas. Si no somos capaces de identificar los mejores talentos que tenemos, quererlos, exigirles, pero primero que nada, conocerlos, éstos se irán a una empresa que si lo haga.
Para lograr que la gente se apasione por su trabajo , el trabajador tiene que sentir que crece con lo que hace y hace crecer a los demás.
Se habla mucho sobre el salario emocional hoy en día ya que es la principal variable que se toma en cuenta a la hora de retener el talento. Según una reciente encuesta realizada por CNN en Expansión el 77% de empresas latinoamericanas señalan la retención del talento como el principal reto de la organización. ¿Y qué es el talento? La mejor definición que escuché es también la más sencilla: Saber hacer algo bien. Dicen que cada empresa tiene el talento que se merece y no les falta razón, ya que los que están en las principales posiciones son los responsables de la formación de sus directivos y en general de todas las personas que trabajan allí. Valdría la pena preguntarse en los últimos años o meses, ¿Qué hemos hecho para tener gente talentosa? ¿Simplemente pagarles bien? Hay algo más que el dinero, como hay equipos que pagan más que el Barcelona y sin embargo, no tienen esa magia, esa pasión por jugar el buen futbol y que los ha convertido según muchos entendidos a ser el mejor equipo de la historia. El talento que se compra con las mismas se vende. Éste se descubre y se desarrolla. Y es justamente cuando uno hace crecer a una persona en una empresa, cuando le genera compromiso, cuando hace que se ponga la camiseta, cuando hace que vaya a trabajar feliz. A eso se le llama salario emocional, a la remuneración, relacionada con la calidad de vida que quiere uno vivir. Si bien es cierto el concepto de salario emocional está muy ligado al clima laboral que se respire en la empresa, éste no se basa en almuerzos de fin de mes, o entradas para el cine, sino principalmente en tratar a la gente como les gusta que los traten, como quisiera que ellos traten a sus clientes, en ofrecerles un proyecto a futuro que los rete, en definir y establecer sistemas de incentivos personalizados y por supuesto en una compensación adecuada, y eso solo se logra si primero, como bien dice la Madre Teresa, se conoce a fondo al equipo de trabajo. Cuando uno paga más puede también exigir más. Si la empresa hace como si paga, el trabajador hace como si trabaja. La alegría cambia el comportamiento de la gente y por ende su desempeño y realidad. Dicen que la distancia más corta entre dos personas es la sonrisa. El amor no se compra, se paga con amor. Si uno quiere maximizar el salario emocional en su empresa, conozca primero a su gente, involúcrese en su éxito, envuélvanlos con su encanto, de corazón, trátelos con justicia pero ello no significa que haya que corregir cuando haya que hacerlo, la gente lo valorará más.
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