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Casarse o vivir juntos?


Mis queridos lectores, espero que hayan pasado un buen año 2006 y hayan celebrado a lo grande la llegada de este 2007. Yo realmente la pase extraordinariamente bien. Hoy les quiero mostrar un artículo de un periodista americano, muy agudo, Dennis Prager, www.dennisprager.com en el cual resume en 5 puntos argumentos no religiosos que fundamentan la propuesta del matrimonio. 

El es autor de “La felicidad es un serio problema: manual de reparación de la naturaleza humana”, y al asistir a las bodas de sus hijos, entendió mejor por qué casarse es distinto que simplemente cohabitar. 

“Yo siempre he creído que no hay comparación posible entre vivir juntos y el matrimonio. Hay enormes diferencias entre ser esposo o esposa y ser “un compañero”, “un amigo”, o un “compañero sentimental”; enormes diferencias entre un compromiso legal y una asociación voluntaria; entre levantarse ante la sociedad y anunciar públicamente tu compromiso y el vivir, simplemente, junto a otro. Al asistir a las bodas de dos de mis tres hijos este pasado verano vi las diferencias con más claridad.”

Primera diferencia: desde que te casas, ves la relación con más seriedad

No importa lo que pensabas cuando cohabitabas; en el momento que te casas tu relación con el otro cambia. Ahora has hecho un compromiso con el otro como esposo o esposa delante de casi toda la gente importante de tu vida. Ahora ves el uno al otro con una luz diferente, más seria.

Segunda diferencia: las palabras sí importan

Las palabras nos afectan profundamente. Vivir con tu “novio” no es lo mismo que con tu “esposo”. Y vivir con tu “amiga” o cualquier otro título que le des no es lo mismo que hacer un hogar con tu “esposa”. Cuando presentas a esa persona como tu esposo o esposa, estás haciendo una afirmación más importante sobre el papel de esa persona en tu vida que con cualquier otro título.

Tercera diferencia: la legalidad sí importa

Estar legalmente atado y ser responsable por otra persona es algo que importa. Es un anuncio para él/ella y para ti de que tomas esta relación con la máxima seriedad. Ninguna palabra de afecto, promesas de compromiso, etc… no importa lo sinceras que sean, pueden igualar la seriedad de un compromiso legal.

Cuarta diferencia: jamás reunirás a tanta gente que te importa

Para ver lo importante que es el matrimonio para la inmensa mayoría de la gente que te importa, piensa en esto: no hay ningún acontecimiento, ninguna ocasión, ningún momento en tu vida en el que tanta gente que te importa se reunirá en un lugar como en tu boda.

Ni el nacimiento de ninguno de tus hijos, ni un cumpleaños importante, ni la confirmación o la bar-mitzvah de tus hijos… Sólo hay otro momento en que se reunirá en un lugar la mayoría de las personas que aprecias y que te aprecian: es en tu funeral. Pero, a menos que mueras joven, para entonces casi todas las personas que amas mayores que tú ya habrán muerto.

Así que tu boda es la mayor concentración de seres amados de tu vida. Y eso es por una razón: es el momento más grande de tu vida. Un momento así no sucederá jamás si no tienes una boda.

Quinta diferencia: sólo el matrimonio convierte ajenos en familia

Sólo mediante el matrimonio la familia de tu hombre o tu mujer será tu familia. Las dos bodas transformaron a la mujer que estaba en la vida de mi hijo en mi nuera, y transformaron al hombre de la vida de mi hija en mi yerno. E instantáneamente las bodas me convirtieron en suegro, cuando antes era sólo “el padre de su novio/a”. Fue la idea que más me impactó. Ahora yo era pariente de las parejas de mis hijos. Sus parientes y padres se convirtieron en familia. Nada comparable sucede cuando dos personas cohabitan sin casarse.

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