top of page

Como mejorar el matrimonio

A continuación he tomado el resumen del post de un amigo español, especialista en el tema de matrimonios, que me pareció muy útil para mi vida.

El menciona que en  la antigua Grecia se entendía que lo que hacía más digno y feliz al hombre era la adquisición de virtudes. El camino de la madurez humana y de la felicidad pasaba por el ejercicio de las virtudes. Vivir las virtudes exigía y exige esfuerzo. Ser ordenado, generoso, sincero, vivir la laboriosidad, etc.  exige, bien lo sabemos, un trabajo. Todos sabemos que el trabajo supone esfuerzo. Desde que suena el despertador hasta que se apaga la luz por la noche hay que vencerse en numerosas ocasiones y, en muchos casos, hacer lo contrario de lo que apetece, porque es realmente lo que mas nos conviene y los que nos hace mejores personas. Sin embargo, a pesar de lo dicho, esa lucha supone gozo y paz; sentirse contentos. Del trabajo se consiguen muchas cosas positivas. Proporciona satisfacciones cuando está bien hecho, eleva la autoestima cuando es reconocido por otros, facilita amistades y relaciones humanas, sirve para mantener a la familia. Trabajo y esfuerzo van unidos y, sin embargo, no por ello el trabajo es algo que, en general, se considere negativo. ¿Por qué es esto así? Pienso que, en parte, porque se sabe disfrutar de lo positivo que hay en él.

¿En qué consistirá “trabajar” el matrimonio? Básicamente en vivir las virtudes humanas que llevan a la madurez y a la felicidad. La adquisición de virtudes en el matrimonio lleva a encontrar la felicidad propia buscando la felicidad del otro. La felicidad no se consigue empeñándose en ser feliz, sino procurando que lo sean los demás. La felicidad no es un derecho, ni dentro ni fuera del matrimonio. La felicidad es el resultado de una vida de entrega a los demás; por eso se puede ser feliz aunque se sufra. Dedicar a lo largo del día parte del tiempo a pensar en cosas pequeñas que puedan mejorar la relación con el cónyuge supone estar “trabajando” el matrimonio. Buscar minutos para estar a solas con él/ella es “trabajar” el matrimonio. Impedir que otro/a ocupe en la cabeza el lugar que sólo le corresponde a él/ella, es un compromiso libremente adquirido al casarse,  es “trabajar” el matrimonio; estar pendiente de detalles para hacer más feliz al otro es “trabajar” el matrimonio. Tener el convencimiento de que el matrimonio se hace día a día, que la ceremonia de la boda sólo fue el principio y que, como decía Machado “¡Caminante no hay camino; se hace camino al andar!” es “trabajar” el matrimonio. No solo basta con ser esposo, sino estar como esposo, es decir, portarse como tal, porque como escuché la semana pasada: El que “es” debe estar, porque sino, corre el riesgo de que “esté” el que no “es”.

0 comentarios

Comments


bottom of page