8 de Enero 2019, entro a sala de operaciones. Diagnóstico: Ligamento cruzado anterior y menisco rotos, condromalasia grado 4. Conclusión: nunca más deportes, solo bicicleta estacionaria y natación. Difícil de digerir cuando has hecho deporte un día si y otro también. Un día antes, dos idas a la clínica a emergencias por cólicos. Diagnóstico: cálculos en el riñón. Prohibición de por vida: carnes rojas y mariscos.
Acostumbrado a ser interlocutor de desgracias ajenas, me tocó vivirla. Ese 9 de Enero, me vine abajo sin saber que la vida (yo le llamo Dios), me estaba haciendo un favor. Dos meses después, con 5 kilos menos, puedo decir que cuando puse las cosas en perspectiva, todo cambió. Y es que para empezar, tampoco era ninguna desgracia grave. Ayer desayunaba con un amigo que hacía dos meses había perdido a su hija única por un cancer agresivo, y me reconfortó ver como luchaba heroicamente para salir adelante. “Lloraba porque no tenía zapatos hasta que vi a otro que no tenia pies”, dice el proverbio.
El dejar de correr y de comer carne me hizo valorar mucho más eso. Esas pequeñas alegrías se habían vuelto parte indispensable de mi vida. Sin embargo, me había dejado llevar por mis emociones y gustos. Luego, me di cuenta que los gustos se acondicionan. La felicidad puede parecer un asunto de gustos pero finalmente es un asunto de decisiones, de cómo interpreto mi realidad. En esta vida no hay mal tiempo, hay mala elección de ropa. Victor Frankl, sobreviviente del holocausto, decía “Los nazis me habrán quitado todo, menos la capacidad para elegir mi actitud ante la vida”.
Lo vivido me obligó a hackearme, a reprogramar mis hábitos, a descubrir un nuevo principio en un aparente final. Cuando todo va bien, sigues en tu zona de confort. Hace falta que aparezca el sufrimiento para replantearte algunos aspectos de tu vida. Tienes que perder la salud para cuidarte un poco más, o perder a tus familiares para acercarte más a ellos, o pasar por crisis personales para atender lo importante como si fuera urgente.
Luis Huete, gran amigo y profesor de Harvard e IESE, decía que la realidad que vivimos ahora, es el resultado de las elecciones que hicimos ayer, tres meses antes y tres años antes. No debemos S/. 50,000 en la tarjeta por una compra extravagante. No pesamos 10 kilos más por una comilona, no nos divorciamos por una discusión del día anterior. Estamos como estamos por la repetición, quizá inconsciente, de elecciones que hemos hecho. Mi rodilla ya tenia dos operaciones previas, tres clavos y seguía jugando futbol. “Procuremos más ser padres de nuestro futuro que hijos de nuestro pasado”.
Para hacerla corta, hace un mes, fui a otro doctor muy recomendado. Vio mi resonancia y me dijo que había visto peores casos y los había puesto a correr. Luego de una intensa rehabilitación, he vuelto a trotar.
Si bien, la vida me cambió el guion de un día para otro, es también cierto que hice una tragedia de donde no lo era. Suelo crearme monstruos que luego no justifican el miedo que les tengo. A veces nos ahogamos en un jacuzzi cuando hay millones que nadan sin salvavidas en una tormenta y llegan a la orilla. “Aunque algunas veces parezca que todo se viene abajo, no se viene abajo nada porque Dios no pierde batallas.” SJM. Todo pasa por algo y si lo sabemos aprovechar, nos mejora.
Tres vitaminas para superar momentos difíciles:
Interiorízalos, aprende a sufrir. La vida es dura para todos (aunque algunos no se quejen tanto).
“Para sanar una herida, hay que dejar de tocarla”. Dale vuelta a la página y saca a relucirla ilusión, el esfuerzo y la perseverancia.
Adáptate a tu nueva vida. Haz un plan concreto y sigue caminando.
Las aguas mansas nunca hacen buenos navegantes. La vida es un reto permanente y eso también la hace emocionante!
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