Muchas veces nos ha tocado vivir experiencias difíciles, complicadas en nuestras vidas. A unos mas que a otros. Eso causa preocupación, estrés, muchas veces miedo.
Al respecto leía hoy en un comentario dicho por un santo de nuestros tiempos lo siguiente: “Si eres fiel, podrás llamarte vencedor. En tu vida, aunque pierdas algunos combates, no conocerás derrotas. No existen fracasos –convéncete, si obras con rectitud de intención y con afán de cumplir la Voluntad de Dios. Entonces, con éxito o sin éxito, triunfarás siempre, porque habrás hecho el trabajo con Amor. No nos engañemos, en la vida, si contamos con brío y con victorias, deberemos contar con decaimientos y con derrotas. Las verdaderas biografías de los héroes son como nuestras vidas: luchaban y ganaban, luchaban y perdían. Y entonces, contritos, volvían a la lucha.
No nos extrañe que seamos derrotados con relativa frecuencia, de ordinario y aun siempre en materias de poca importancia, que nos punzan como si tuvieran mucha. Si hay humildad, si hay perseverancia y tenacidad en nuestra milicia, esas derrotas no adquirirán demasiada importancia. Porque vendrán las victorias. “ Leerlo me dejó bastante tranquilo porque venía justamente de una situación complicada. Es justamente en esas situaciones cuando tenemos que tener el coraje para saber enfrentar de frente nuestros problemas, no como el avestruz, que esconde su cabeza en la tierra. Lance Armstrong, campeón mundial de ciclismo y del Tour de Francia por 5 veces tiene una definición de coraje espectacular: “Es la capacidad del espíritu humano que te faculta para enfrentarte a un peligro con firmeza y sin miedo.” El mismo pasó por mucho miedo cuando le diagnosticaron el cáncer, pero tuvo agallas para atravesarlo y mandarlo a un rincón.
Si no existe el miedo, cabe hablar de coraje? Quien mejor que nuestro ya reincidente invitado virtual a este blog, Nelson Mandela, para responder esta pregunta: “Es de los compañeros que pelearon por la libertad de quien aprendí el significado de la palabra coraje. Una y otra vez he visto hombres y mujeres arriesgar su vida por esa idea. He visto a seres humanos soportar ataques y torturas sin romperse, sin descomponerse, mostrando una fortaleza y una resistencia que desafían a la imaginación. Aprendí entonces que coraje no era la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre ese instinto básico. Sentí miedo mucho mas veces de las que puedo recordar, pero lo ahogaba con una máscara de atrevimiento. El hombre bravo no es aquel que no siente miedo, sino el que lo conquista y domina.” Extraído del libro de Mandela: “Long walk to Freedom”.
Según un artículo de la revista Fast Company, el coraje es como un músculo, mientras más se ejercita, más se fortalece. Pero, en estos días, pareciera que este músculo se está debilitando a causa del desuso. No se le exige coraje a los líderes, y estos tampoco lo exigen a sus subalternos. En consecuencia, se carece del coraje para cumplir con las obligaciones y de los valores esenciales del liderazgo. Esto realmente representa un problema, ya que el coraje es el refuerzo de otras virtudes como: la honestidad, la integridad, la compasión, la confianza y la humildad. En resumen, los líderes que no tienen coraje, no son líderes.
Sin coraje toda virtud es frágil. No obstante, llegar a una definición y comprensión del término es algo difícil. Coraje es el raro momento en el que se unen conciencia, miedo y acción; es la cualidad más elevada del ser humano. Uno de sus componentes vitales es el temor. Y, aunque existe una gran diferencia entre el coraje moral y el físico, ambos deben encontrar el miedo y superarlo. El coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de este. Todos le tememos a algo. Pero, de lo que más debemos cuidarnos es del temor a nosotros mismos. No deje que la sensación de temor lo convenza de que es demasiado débil para tener coraje. El temor es la oportunidad para tener coraje, no una prueba de cobardía. Nadie nace para ser cobarde. El ser humano está llamado a amar y a tener el valor para hacerlo.
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