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Dime quien soy

Últimamente la gente más cercana a mí

en el trabajo me  ha recomendado escuchar más.  Y la verdad es que me hace falta. Y creo que le hace falta a muchos profesionales.

Una persona es exitosa en la medida que aprenda a gestionarse a sí misma, y para aprender a gestionarte, tienes que partir por aprender a conocerte, tus fortalezas, tus debilidades,  y para ello, solo tienes dos fuentes, como te ves tú, y como te ven los demás. Y es en ésta última donde fallamos mucho. Creemos que somos o actuamos o queremos proyectar una imagen o una idea de lo que hacemos, pero a lo mejor hay un divorcio entre lo que uno piensa de sí mismo y su accionar y lo que los demás piensan. Y es que no los escuchamos, no hemos caído en cuenta de que por algo tenemos dos orejas y solo una boca.

Como profesionales, estamos obligados en formarnos en ambos conceptos. Conversaba sobre estos temas ayer con Pablo Ferreiro, profesor del PAD, y Profesor Invitado del IESE, y me decía que hoy en día la gente no está identificada con la empresa, porque siente que la empresa no está identificada con la gente.  Ven a la empresa como su proveedor de plata. Esta verdad que parece tan sencilla, pasa muchas veces inadvertida a los que tenemos gente a nuestro cargo. Por eso me decía que existen los brutos, los brutísimos y los Gerentes.  Y es que hoy en día, a los gerentes se nos enseña a distribuir, no a producir, a producir gente exitosa, gente buena.

Y en ese sentido, el cariño es lo más importante, la gente tiene que sentirse tranquila  y segura, y esto no es parte del manual o de las políticas, o parte del objetivo de pertenecer a un ranking, esto se da con estructuras no formales, es decir, esto la gente lo vive porque le gusta. La gente se va por falta de buen trato. La gente no se va identificar, no va a tener lealtad con la empresas porque éstas no son personas, son sociedades anónimas, las personas se identificas con el resto del equipo, se identifican con los jefes. Por ello, que tremenda responsabilidad para los que tenemos gente a nuestro cargo.

Ganamos mucho escuchándolos, valorando opiniones, tomándolas en cuenta, (algo de lo que por cierto adolezco). Pero no solo eso, hay que entrenar a la gente en escuchar. El gran dilema de los líderes es su soledad. No suelen compartir sus opiniones personales, ni suelen pedir feedback.

Hoy se habla mucho del Coaching, y Pablo me decía que Coaching no es más que estar cerca de la gente, y ¿por qué? Porque la quieres. Y por qué la tengo que querer? Porque trabajas con ella. Es un tema de amistad, porque te conviertes en el depositario de la confianza de alguien.

Hay que ayudar a entender a las personas.

Focus en la gente. Trabajamos con gente, no con laptops. Ellos serán los responsables de los resultados de la empresa en el futuro.  Hay que formar gente que tenga interés por los demás. Los gerentes, somos responsables en buena cuenta de la vida de nuestros equipos. Por ello nuestra principal función es formarnos bien primero nosotros, para ayudarlos a ellos.

Cuando me hablan de liderazgo, se me viene a la mente una palabra: ejemplo. Liderar desde el ejemplo es quizá la única forma de hacerlo. Los valores no se pueden enseñar, solo se pueden aprender. Se contagian.

Dicen que el Jefe debe ser bastante artista, para comunicar lo que lleva dentro para enseñarles a la gente a vivir con lo que tienen, saber sacar lo mejor de lo que les pasa en su camino y ayudarles a descubrir y entender que hay detrás de las cosas, que hay detrás de lo obvio, para hacer las cosas de una manera diferente.

La Madre Teresa dijo en un Congreso para ejecutivos que si queremos tener empresas productivas,  a los empleados hay que conocerlos, una vez que los conoces, recién los puedes querer y motivar, y una vez que los quieres, les puedes exigir. Y como exigir? Con el ejemplo.  Siempre ir por delante, abriendo camino y enseñando con el ejemplo, nunca por detrás con el látigo.

Esto me llevó a preguntarle a Pablo si con toda la experiencia de tratar con empresarios y gerentes más de 40 años, podía afirmar si es la gente realmente lo más importante en las empresas y me dijo: “Debería serlo. No hay nadie que se atreva a decir lo contrario. Pero la realidad, mi experiencia, es que esto no se aplica, esto no se concreta, incluso inconscientemente. El propio empresario no es consciente de que para él lo más importante es la gente. Puede ser debido a varias causas. Una es que por gente entiende él y su familia y sus allegados o sus socios, y el resto del mundo, en otra esquina. Y es que no piensan. Están acostumbrados a contar. Y contar es un síntoma de pensar pero no es pensar. Contar es una manera muy elemental de pensar. Muchos se venden diciendo que la empresa es una familia para los empleados y la verdad que no. Esto es un engaño. La empresa que realmente me quiera bien como persona, me dirá: “oye distingue; tu casa es aquella, a veinte cuadras y aquí trabajas, aquí te desempeñas y tienes que desarrollar virtudes; tienes un escenario más importante que la empresa que es tu casa. La empresa que no cuida el lugar de la gente me demuestra que no le preocupa realmente la gente, porque lo más importante que tiene todo el mundo es su familia. Pues cuida a la familia.”

Muchas veces, que difícil es sacar tiempo para hablar de estas cosas con tu equipo de trabajo. Y lo escribo porque tengo el ejemplo muy cercano, me ha pasado esta semana que he tenido que postergar a dos personas que querían hacerlo. Y ahora, me doy cuenta de que un jefe que no tiene tiempo para hablar con su gente, de escucharlos, de aprender de ellos, no está haciendo bien su trabajo. Es como un taxista que no tiene tiempo para manejar. Si ese es el “core” de nuestra función, obtener resultados, a través del equipo, de las personas!  Para eso nos pagan. En fin, de los errores se aprende, así que lo primero que haré el Lunes será hablar con ellas, escucharlas, que seguro tendrán algo que me sirva bastante y me ayude a gestionar mejor.

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