La semana pasada vi por tv un reportaje que me dejó pensando bastante sobre Nick Vujicic, un hombre que nació sin brazos ni piernas y que sin embargo es un ejemplo para los demás. Una de sus frases que se me quedó grabada es que cuando esperas que te pase el milagro y no llega, no te desalientes, porque significa que Dios quiere que seas el milagro para alguien más. Grabó un documental que adjunto al final de este artículo que sugiero lo vean, denominado “El circo de la mariposa”.
Cuantas enseñanzas se pueden sacar de un hombre como Nick. Cuantas veces nos ahogamos en vasos de agua cuando hay gente que es visitada por esa gran maestra que es la adversidad y una vez que asume e interiorza lo ocurrido, sabe sacar lo mejor de lo que le pasa en su camino. Y es que la vida no siempre es como queremos que sea.
En todas las circunstancias de nuestra vida nos gustaría contar con la “facultad de elegir”. Elegir el lugar de vacaciones, la profesión, vivir donde nos provoque, viajar donde queramos, estudiar lo que nos interese, trabajar donde nos guste, etc. Soñamos con la vida como si esta fuese un inmenso supermercado en el que podemos escoger lo que más nos guste de una enorme oferta.
¿Hasta que punto nos damos cuenta del valor de lo que tenemos.? Lo que para mí es un derecho normal, decidir que tipo de vida quiero llevar, para muchos hombres y mujeres del planeta es una utopía, una posibilidad nula. Y lo peor es que vivimos sin darnos cuenta de ello, protestando sin sentido por las cosas malas que nos pasan.
Etty Hillesum, judía sobreviviente del holocausto decía: “Cuando experimentamos un sufrimiento, lo que más daño nos hace no es tanto éste como su rechazo, porque entonces al propio dolor le añadimos otro tormento: el de nuestra oposición, nuestra rebelión, nuestro resentimiento y la inquietud que provoca en nosotros”. Es cierto, en mi vida ha tenido más relevancia mi reacción que la acción que la provocaba. Desde un accidente menor, brecha en la ceja de un hijo, lesión deportiva, ataque de asma, suspenso académico…hasta una circunstancia mayor, pérdida de un ser querido, enfermedad de un amigo, pérdida de otro…En todos esos momentos mi respuesta cobraba más protagonismo que el evento original que lo suscitaba. Desde el momento en que me he mostrado dispuesta a afrontarlas, las pruebas siempre se han transformado en belleza…Los peores sufrimientos del hombre son los que se temen. El sufrimiento malo no es el vivido, sino el “representado”, ese que se apodera de la imaginación y nos coloca en situaciones falsas”.
Es fuerte el que aprende a llevarse bien con la adversidad, con el error, con la situación que le toca vivir, el que persevera en el cumplimiento de lo que entiende que debe hacer, según su conciencia; el que no mide el valor de una tarea exclusivamente por los beneficios que recibe, sino por el servicio que presta a los demás. El fuerte, como Nick Vijicic, a veces, sufre, pero resiste; llora quizá, pero se bebe sus lágrimas. Cuando la contradicción arrecia, no se dobla, sino por el contrario se convierte en un ejemplo viviente que inspira a muchos. ¿Te atreves a ser el ejemplo de alguien? .
Pueden ver un resumen del documental, ganador de varios premios, en http://www.youtube.com/watch?v=vfdTVdJpaXA
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