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El Liderazgo, ese reto permanente


 Esta semana he tenido que pasar una de esas pruebas de fuego en el trabajo. Han ocurrido hechos en los que me he sentido realmente muy preocupado y a la vez triste, sin embargo, es parte del trabajo.

Una de las actividades realizadas fue el feedback que lo hago semestralmente con todo el equipo, uno por uno para evaluar su desempeño y también para que evalúen el mío. Y es justamente en esa última parte cuando me vienen las dudas sobre el liderazgo que quiero ejercer en el equipo. No es fácil ser un buen líder, se hablar mucho del tema, sin embargo, es poca la información que realmente nos ayuda a serlo. Por todas esas dudas, recurrí a uno de mis autores preferidos en estos temas, Santiago Alvarez de Mon. De su libro, “No soy Superman”, saqué algunas conclusiones sobre lo que siginifca ser un líder en la empresa que me he permitido copiar y resumir:

“El directivo que busca ser querido me preocupa, hará todo lo que esté a su alcance para ser míster Simpatía. Ha de ser respetado, que no es lo mismo.  Es tan fácil poner un ocho cuando se merece un seis, confundir motivar con una dirección blandita y permisiva, que no deja de ser una variante del género manipulación.

Hazte invisible, señal de autoridad y confianza. Pregunta más, escucha mejor, utiliza la empatía para ponerte en el lugar del otro y ver una película distinta , ni mejor ni peor, diferentes tonalidades y perspectivas.

¿Cuál es la función, actividad, tarea, cometido, en el que te sientes en perfecto dominio de la situación? En nada, así de sencillo. Sé un poco de todo y lo que no sé, lo oculto con mis disfraces y el saber hacer. Aprendiz de todo, maestro de nada, dice nuestro viejo y sabio refranero. Toda persona viene al mundo con una serie de talentos y habilidades naturales. Vivir tiene mucho que ver con descubrirlos, disfrutarlos y ponerlos al servicio de una causa mayor que uno mismo.

En ocasiones, cada vez más frecuentes, me siento que no doy la talla. Me digo a mi mismo “Si te conocieran de verdad, si te hicieran una radiografía, te degradarían, te despedirían, en primera instancia, no te hubieran contratado”. Luego me consuelo y salgo del hoyo echando un vistazo al exterior.  Veo cada patán dirigiendo realidades que les desbordan! La política ofrece una muestra inagotable y deprimente, pero también la empresa formal, paga, promociona y retiene a verdaderos idiotas.

El gran Saint Exupery, en El Principito, decía que lo “esencial es invisible a los ojos”, máxima sabia que habría que grabar en tantos despachos y suites directivas donde se pugna por ser visible e imprescindible. Esa es la ambición de los egos más necios, el buen directivo pasa oculto y desapercibido. Ortega, un pensador brillante, plasma bellamente que es dirigir “Mandar es dar quehaceres a la gente, meterla en su destino, en si quicio, impedir su extravagancia, la cual suele ser vagancia, vida vacía, desolación. Cambias la palabra mandar por liderar y ahí tienes toda la propuesta para todas aquellas personas que tienen responsabilidades directivas.

Albert Einstein le escribió a Hendrik Lorenz un magnífico discurso en homenaje: “Su vida se organizó como una obra de arte, hasta el detalle más ínfimo. Su bondad y magnanimidad inagotables y su sentido de la justicia, junto con un entendimiento intuitivo de la gente y las cosas le otorgaban un liderazgo de cualquier ámbito en el que ingresara. Todos lo seguían gustosos porque sentían que nunca aspiraba a dominar sino que siempre se limitaba a ser de utilidad. Su obra y ejemplo perdurarán como inspiración y guía para generaciones futuras” Brian, D. Einstein. Bondad, sentido de justicia, intuición, ser de utilidad…ahí se encierra todo lo que para mí es liderazgo en su acepción más digna.”

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