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El secreto de los matrimonios que funcionan


Vuelvo nuevamente con el tema del matrimonio ya que hace buen tiempo no se escribía nada al respecto en este blog y creo que es hora de “poner de moda” los buenos matrimonios. Y es que en las noticias los modelos de matrimonio que se venden son el de Britney Spears, el de Paul Mcartney, o muchos otros que solo hablan de matrimonios rotos o divorcios. Pero se han puesto a pensar en la cantidad de matrimonios que son exitosos? Y esto a base de esfuerzo, ya que nada es fácil en esta vida.

La vez pasada le pregunté a un amigo “Qué haces si tu empresa comienza a vender menos?” Me respondió, bueno puedo hacer muchas cosas, crear promociones, ahorrar costos, contratar personal calificado, cambiar de estrategia, etc. Y le pregunté: y pensarías en cerrar tu empresa? A lo que contestó, ni loco, haría hasta lo imposible antes de eso.

Pues bien, por qué no actuamos así con el matrimonio? Muchas parejas al primer desencanto, o por las peleas que en todo matrimonio existen, piensan en tirar la toalla sin antes lucharla. Al respecto, decía hace mas de un milenio San Juan de la Cruz:

“Corazón que no quiera

Sufrir dolores

Pase la vida libre

De amores

Quien no sabe de penas

No sabe de cosas buenas

Ni ha gustado de amores

Pues penas es el traje

De amadores…”

Uno de los mejores artículos sobre el matrimonio que he leído últimamente es un resumen que se publicó en el Boletín de egresados del IESE (una de mis principales fuentes para este blog) en el que Gerardo Castillo, profesor del Departamento de Educación de la Universidad de Navarra, define las claves del éxito en el amor conyugal. El libro se llama La camisa del casado feliz. El secreto de los matrimonios que funcionan (Editorial Amat, Barcelona). 

El profesor Castillo dice que “El actual monopolio de historias de desamor provoca en muchos jóvenes una desconfianza en el matrimonio“. El ha hecho una encuesta entre cien matrimonios de diferentes países, con un mínimo de diez años de vida conyugal, que se consideraban felices, aunque no faltasen en sus vidas algunos sinsabores y conflictos que ellos consideraban normales. Resume las conclusiones de esa encuesta en veinte factores de éxito. Nos dice en primer lugar que se puede vivir un matrimonio feliz, entendiendo que una felicidad no es incompatible con conflictos y crisis que pueden considerarse ‘normales’“. A los encuestados, con un mínimo de diez años de vida conyugal, no se les pedía que dieran opiniones y recetas, sino, simplemente, que contaran su experiencia.

Pretendía conocer qué es lo que de hecho (no en teoría) suele dar resultado. Basándose en este estudio, Gerardo Castillo destaca en su libro 20 factores a los que los matrimonios consultados atribuyen el éxito de su matrimonio y que reproduzco a continuación:

  1. Casarse para toda la vida: haber tenido claro que el matrimonio es para siempre.

  2. La entrega total al otro cónyuge en la vida diaria: contar desde el principio con que habrá dificultades y que se pueden superar poniendo los medios.

  3. Ser consciente de que el amor no es un hecho cumplido en el momento de la boda: es algo que se construye cada día, es una conquista permanente. Hay que recomenzar siempre, reestrenar el amor cada mañana, evitar “acostumbrarse” a vivir con el otro cayendo en la rutina. El verdadero amor sabe inventar, sabe renovarse con creatividad.

  4. Utilizar recursos para mantener la relación en buen estado y prevenir posibles conflictos: hablar a tiempo, reconocer errores, saber disculparse, saber ceder (“dar el brazo a torcer”), llegar a acuerdos, ofrecer actos de desagravio, etc. Amor humilde, no autosuficiente, que se deja formar y ayudar, que sabe aprender.

  5. Contar con las ayudas sobrenaturales propias del matrimonio cristiano, que facilitan cumplir los deberes conyugales y superar los momentos difíciles.

  6. El buen recuerdo de unos padres que se amaban de verdad como esposos.

  7. Un buen noviazgo: trato personal, diálogo, sinceridad, conocimiento y respeto mutuo; orientado a un posible matrimonio.

  8. Ver siempre al otro cónyuge como lo primero o prioritario en la propia vida; darle atención preferente sobre otras personas e intereses.

  9. Ser feliz como efecto de hacer feliz al otro cónyuge; vivir para hacerle feliz.

  10. Compartir experiencias, problemas, estados de ánimo. Interesarse por las cosas del otro. Saber entrar en su mundo. Contar con el otro al tomar decisiones.

  11. Expresar abiertamente los sentimientos venciendo posibles falsos pudores y el miedo a confiarse totalmente en el otro cónyuge.

  12. Ser amigos además de cónyuges.

  13. Admirar al otro y mostrarle que se le admira.

  14. Aceptar y querer al otro como es, sin pretender cambiarle o adaptarle a la propia forma de ser.

  15. Convivir como personas que se quieren: sinceridad (no tener secretos con el otro), confianza, comprensión, respeto, buenos modales, delicadeza en el trato, saber callar, saber escuchar, no decir siempre la última palabra.

  16. Buscar un rato cada día para estar los dos solos y conversar. Disfrutar de la íntima compañía. Hablar de todo y pasarlo bien juntos. Crear situaciones agradables que sean materia para los buenos recuerdos.

  17. Cuidar cada día los pequeños detalles que hacen más grata la vida al otro.

  18. Resolver los conflictos en el día; no acostarse reñidos; dar el primer paso para hablar; saber reconocer errores, pedir perdón y perdonar.

  19. En los enfrentamientos apelar a los buenos recuerdos y recurrir al buen humor, que desdramatiza los problemas y ayuda a ver la realidad por su lado más favorable.

  20. Saber ajustar y afinar la relación amorosa ante los sucesivos cambios que, con el paso del tiempo, se van produciendo en la vida conyugal y familiar.


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