Nadie es feliz todo el tiempo, mientras unos nos ahogamos en un vaso de agua y pareciera que somos adictos a la infelicidad, otros nadan a puro pulmón a oscuras y en un mar lleno de tiburones y logran llegar a la orilla. Sufren, luchan, lloran, pero consiguen una tranquilidad de conciencia, que les da paz, alegría. Imposible dejar de ver este video de Alvaro, un hombre de mi edad, pero valiente, enamorado de la vida, que acaba de morir a causa de un sarcoma de Ewing, contra el que luchó hasta el final de su vida. “Con su muerte perdió todas las cosas materiales y ambiciones humanas que pudiera tener. Pero se llevó, y eso es lo importante, un gran corazón que supo amar, sufrir, darse a los demás”.
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