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Las reglas de la vida


En una leyenda de los nativos americanos, un viejo Cherokee daba lecciones de vida a su nieto: En mi interior tengo una pelea terrible entre dos lobos. Uno es malo, orgulloso, mal intencionado y mentiroso. El otro es bueno, alegre, servicial, humilde y luchador. El nieto preguntó -¿Qué lobo ganará?-. -El viejo contestó – “El que tú alimentes”. Lo mismo pasa con la vida. Hay una lucha permanente en nuestro interior entre esos dos lobos.

Un partido de futbol, un trabajo, un club, tienen reglas. Pues la vida también las tiene y cuanto antes las entiendas, aceptes y gestiones, mejor te irá. Que difícil intentar resumirlas en un artículo de 600 palabras. Acá van mis preferidas:

  1. Camina siempre con las luces altas, con la mirada a largo plazo, con un propósito y un porqué. La vida tiene que ver más con el viaje, que con la meta. Es incierta. Nada es seguro ni para siempre. El futuro pertenece a la gente que acepta y gestiona la incertidumbre, el hábitat natural del ejecutivo.

Siembra para cosechar luego. Los valores (esfuerzo, perseverancia,                           paciencia) se cosechan para usarlos en momentos difíciles. Son la                             mejor arma para luchar.

  1. Entiende la realidad hoy, aquí y ahora. No te pelees con los hechos. No transformas una realidad que minimizas o disimulas, solo si la reconoces y haces las paces con ella.

Aprende a vivir en el hoy, ese regalo. Mañana será mejor si gestionas                       mejor el presente. ¿Qué sentido tiene vivir en un ayer que se fue?                             Nos aferramos a sueños que nunca se realizarán. Saber cerrar                                   páginas dolorosas de nuestra historia es un arte que pocos dominan.                       Y el otro   extremo, el mañana, es el tiempo de los que no tienen                               tiempo.

  1. Aprende a perder y pierde para aprender. Gestionar los momentos felices y las derrotas, que se entrecruzan con mucha facilidad. En la vida ganamos y perdemos todo el tiempo. Por lo tanto, el que viva obsesionado con ganar y no contempla la posibilidad de perder, pues ya perdió. Muchas veces la pérdida, el error nos da un mayor aprendizaje que la victoria en si.

Hay gente que no ha terminado ni el primer tiempo y ya perdió el                             partido de su vida. Puedes perder, pero lo que no puedes es perder                           antes. Tirar la toalla en pleno partido. Se lucha hasta el pitazo final.

  1. Ordena tu mente, para darle la importancia y el peso ponderado a cada cosa en cada etapa de tu vida (religión, familia, trabajo, amigos). Muchas veces, tenemos hipotecada la cabeza con pensamientos que no valen la pena y la vida nos pasa por encima.

Decía Santiago Alvarez de Mon del IESE que cuando les pregunta a                         empresarios “exitosos” por el paisaje que tienen a su alrededor, no lo                       conocen, porque no lo disfrutan, porque cuando consiguen algo, ya                         están pensando en el próximo. “Llévate muchos mapas, pero disfruta                       del territorio. Porque no esté  esa colina en el mapa de tu vida, no                             dejes de visitarla. Las cumbres más altas no están en nuestras                                   planificaciones sino en lo que ocurre una vez visitadas.

La vida es paradójica. Para estar bien acompañados hay que                                       aprender a estar solos, quien sabe mucho, escucha; quien sabe poco,                       habla; quien sabe, pregunta; quien no sabe, dogmatiza; Para vivir                             hay que aprender a morir. Morir a una idea, a un argumento, a una                         relación.”

El partido más importante de la vida no es el exterior, el que otros ven lo que quieres aparentar, sino el que juegas contra ti mismo, y que si te esfuerzas, lo ganas siempre, porque habrás sido capaz de dar la mejor versión de ti mismo.

Y por último, la regla más difícil, conócete a ti mismo, tus fortalezas y debilidades. Heráclito decía: “Descubre el que ya eres”. Nos hace falta pensar. Educar y formar el cerebro y el corazón. Es la única salida. Los tiempos cambian, las reglas no. Ya lo decía Ernesto Sabato, “¿Por qué el hombre no evoluciona? Porque cambia la tecnología pero no el corazón.” No entender a tiempo las reglas de esta vida es quizá el precio más caro que hay que pagar por vivirla.

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