En estos tiempos de crisis, una de las habilidades que mas se necesitan es la del liderazgo. Mucho se ha hablado, sin embargo, la gente escribe por escribir, se autodenominan gurús. De todo lo que he leido, este es, sin duda, uno de los mejores artículos. Lo publicó hace poco en su blog el profesor del IESE, Santiago Alvarez de Mon, asiduo invitado virtual a este blog. A continuación el artículo:
El liderazgo es un proceso, una relación, un encuentro, por medio del cual se genera una ascendencia y credibilidad liberadoras. En definitiva, es una conversación pública que se sostiene con aquellos que se aspira a servir.
Liderazgo no es una posición desde la que se ejerce el poder. Sistemáticamente, perdemos la batalla del lenguaje. No sé por qué llamamos líder al presidente de un gobierno, al consejero delegado de una empresa, al director de un colegio, al gerente de un hospital. Son cargos, títulos, nada más. De hecho, el drama de muchas instituciones es que son presididas por personas sin ninguna autoridad personal.
Liderazgo es un proceso, una relación, un encuentro, por medio del cual se genera una ascendencia y credibilidad liberadoras. En definitiva, es una conversación pública que se sostiene con aquellos que se aspira a servir. Piense en sus líderes, en las personas que gozan de su respeto y admiración.
¿Por qué lo son? ¿Me equivoco si digo que le hacen sentir de una manera especial, le inspiran paz, confianza y esperanza, precisamente en los momentos que las dudas se ceban con usted? ¿Cómo lo consiguen? ¿Cómo llegan a su epicentro personal? Sencillamente, partiendo de una comprensión realista de su particular circunstancia, entablan una conversación auténtica, ambiciosa e imaginativa, en la que usted es el protagonista.
Energía y entusiasmo
¿Se acuerda del I have a dream de M.L. King? ¿Qué pasó aquel día en Washington? ¿Por qué se generó una corriente de energía y entusiasmo, por qué llegó al corazón de cada manifestante? ¿Fue por su facilidad verbal para conectar con la muchedumbre?
¿No reside la respuesta en su capacidad para detectar las necesidades reales de gente injustamente tratada, en su sensibilidad para leer rostros sufrientes, para observar almas heridas, para escuchar silencios sonoros que hablan de sueños truncados, de agresiones gratuitas, de dignidades pisoteadas?
Rastreando, indagando, escuchando la intrarealidad de cada persona, se constituyó en portavoz autorizado de gran parte de la sociedad norteamericana. El I have a dream se transformó en we have a dream. La comunión se produjo, la complicidad surgió. Es lo que hace el poeta, plagia los sentimientos del corazón. La magia de su pluma expresa en el papel lo más inefable de nuestras emociones.
Liderar es seducir, persuadir, convencer al otro. ¿Cómo se hace si no se le pregunta, si no se le escucha, si no se le conoce? El silencio, lugar de encuentro de tantas voces interiores, es la otra cara de la palabra de los líderes. Si aquel no guía a ésta se deteriora en propaganda, en mitin para idiotas. ¿Cuántos líderes saben guardar silencio y palpar el dolor del ser humano?
La pregunta curiosa y humilde, la escucha atenta y paciente, el silencio sabio y solidario, preceden e inspiran a la palabra oportuna, franca, delicada y estimulante. Así se ganan elecciones, se captan clientes, se gestiona el talento humano, se educan y curten generaciones.
Hágame caso, en la próxima reunión que celebre con sus colaboradores, respire hondo, cállese, pregunte, escuche, interprete el silencio, mire a los ojos, agradezca las sugerencias, valore la crítica. Entonces, su mensaje será escuchado, porque su historia, su visión, su sueño, serán los de ellos.
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