Hoy cumplo 47. Todo bien pero… ¿Estoy disfrutando el viaje? Si, pero me falta tiempo para hacer todo lo que me gustaría. La vida, se entiende mejor cuando identificas las pistas que te va dejando en el tiempo.
«El precio de cualquier cosa es la cantidad de vida que cambias por ella». H. Thoreau.
Y el dinero podemos recuperarlo, pero la vida ya no.
El tiempo es carísimo… y además vuela (Tempus Fugit). La gestión de mi tiempo es la gestión de mi vida.
Cuantas veces he pensado que viviré lo mejor de mi vida cuando me jubile o cuando viva más tranquilo, o viva de mis rentas, etc. Muy equivocado! La meta es el camino. La vida es ahora! Carpe Diem! Uno comienza a envejecer desde que nace, por lo tanto, dilatar las cosas importantes para un mañana que a lo peor no llegará, no parece ser muy inteligente.
La calidad de vida que me ilusiona implica un equilibrio entre mis necesidades personales, espirituales, familiares, profesionales y sociales. Y no estoy seguro de dedicarle el espacio que necesitan con urgencia cada una de ellas. Lo importante debe ser urgente. No hay una vida buena sin metas personales a las que les dedique el tiempo que requieren. Tener más equilibrio no significa cambios dramáticos en mi vida sino quizás blindar horas fijas con los que más quiero, aquellos que se han visto afectados por tantos años de adicción al trabajo. El reloj no existe más, en las horas felices.
Santiago Alvarez de Mon, mi coach y profesor del IESE, me comentaba: “Dime que haces con tu tiempo y te diré quien eres. Si aquello que quieres hacer no lo terminas haciendo, quizá no sea tan importante para ti.”
¿Y entonces, qué haré a partir de hoy?
Acercar la distancia entre lo que estoy llamado a ser y lo que realmente soy. No quiero llegar a la vejez con la amargura de haber vivido la vida que otros querían para mi y no tener el valor de tomar las riendas de la misma.
¿Y qué podrías hacer tú? No esperes llegar al precipicio para cambiar. No esperes la visita de esa maestra inoportuna llamada adversidad. Viajero, si vives más enfocado en el mapa que en el paisaje, cambia de vida. Acostúmbrate a lo diferente. Son las nuevas reglas. Hay mucho en juego. Redefine lo que es posible y lo que es imposible. La vida siempre tiene un plan y no suele ser el que piensas. El mundo se ha vuelto imprevisible. Si quieres certezas sobre el futuro, lo más probable es que termines en el psiquiatra. No se deja cazar. Nadie te garantiza el mañana. Caminante no hay camino, se hace camino al andar, decía Machado. Por eso el hoy, es el único tiempo que tienes para vivir. No pongas tus apuestas en el futuro y actúa ahora. Tu futuro dependerá de lo que hagas hoy y de los hábitos que adoptes. No sigas viviendo anestesiado. Hazte pocas preguntas, las necesarias. La vida te irá ofreciendo respuestas. ¿Cómo entenderlas? Soledad y silencio: Tu voz (conciencia) te invitará a caminar por el camino correcto.
«La gente paga por lo que ha hecho y por aquello en lo que se ha convertido. Y lo paga de manera simple: con la vida que lleva.» Edith Wharton.
Un consejo rápido y gratis: Viaja al futuro, al momento de tu muerte, en ese momento todo es irreversible, y pregúntate, ¿De qué me arrepiento? Una vez hecho el ejercicio, vuelve al presente y haz tu tarea pendiente. No te reproches nada al final. Despierta y redescubre que existe vida antes de la muerte.
“Salid y disfrutad” decía Johan Cruyff, ex jugador y entrenador del Barcelona, antes de que su equipo salga al campo. Encontrar ilusiones en un contexto desafiante como el que vivimos, es otra forma de amar la vida, de seguir adelante. Un día a la vez.
Cambiemos el modo “catástrofe” en el que vivimos por el modo “ilusión” y a ponerlo de moda, porque así se vive mejor. Sin ilusión, la vida se vuelve una obligación. Tener o no un final feliz depende de dónde decidas detener la historia.
“No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final.” C.S. Lewis
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