Uno siempre se traza metas, y el comienzo de un nuevo año siempre es un buen momento para revisar lo pasado, ver en que fallamos y trazarse una serie de objetivos concretos y medibles para el año que viene.
En el plano laboral, mi ilusión es:
Dentro de las limitaciones de recursos y sobre todo propias, hacer mi mejor esfuerzo para administrar de la mejor manera la compañía en la que trabajo.
Ganarme los corazones y las mentes de todo mi equipo de trabajo. Preguntar más, escuchar mejor, ponerme en sus zapatos de ustedes para ver una película distinta, ni mejor ni peor, sino con otra perspectiva.
No aspirar a dominar, sino tratar de limitarme a ser de utilidad.
Formar una empresa muy competitiva, muy rentable para el accionista y para todos los que trabajamos en ella, económica y financieramente sólida, con unos niveles de gestión de máxima eficiencia, pero cuyo índice final para definirla como verdaderamente exitosa sea la “sonrisa y bienestar” de aquellas personas que dan sentido a nuestra vida, que son nuestras familias. Si mi liderazgo permite, fomenta y cultiva esta meta, si promueve el crecimiento profesional, personal y espiritual, en resumen, de mejorar la calidad de vida de todo el equipo que trabaja conmigo, me sentiré satisfecho. A eso aspiro, nada más…y nada menos.
Que la empresa en la que trabajo, rompa esquemas, rompa paradigmas, rompa records de ventas, utilidades, comisiones, pero sobre todo records de satisfacción de la gente que forma parte de ella. Se que en papel suena muy bonito, muy prometedor, pero en la cancha, la cosa es distinta,
Mezclar posiciones aparentemente opuestas como trabajar y divertirse, sudar y disfrutar, razonar e imaginar, pensar y actuar, esforzarse y relajarse, perder y ganar. Nuestro éxito estará en saber utilizar en su debido momento cada una de estas variables. Dicen que bajo el sol existe un tiempo para cada actividad.
Convertir a Laborum (la empresa en la que trabajo) en una fuente inagotable de talento, que los mejores profesionales maten por venir a trabajar con nosotros (como ha pasado hasta ahora). Una vez que se nos unan y conozcan, que decidan quedarse, porque sientan que son felices en el trabajo, la pasan bien, ganan muy bien, y sientan que se dan al máximo, que el trabajo los reta. Que sientan que con la misma vara que se les exige, se les retribuye.
Sueño con una empresa de profesionales que sean los mejores del Perú cada uno en su especialidad, responsables, automotivados, que se ayudan y respetan unos a otros en un contexto muy exigente pero a la vez familiar.
Sueño con una forma de trabajar que incluya pasión y diversión, porque así se trabaja mejor. Nuestros gestos al entrar y salir dirán si entre todos lo hemos conseguido. ¿Qué necesitamos? Un equipo que no necesariamente sean los Superamigos, pero que si se respeten, que sepan que si uno se cae, inmediatamente saldrá el del costado a dar la cara por él, que se miren a los ojos, que se rían, que tengan hambre de crecer, que sean humildes para reconocer errores y carencias, que cuando se caigan se levanten rápido e insistan cuando el resto se cierra y se retira, que no caigan en la tentación de hablar a espaldas del otro, que cuando se peleen, sean los que tiendan la mano para amistarse así tengan la razón.
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