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Que sentido tiene mi vida?


A continuación en este y el próximo artículo, resumiré algunos de los fragmentos mas importantes del libro “El hombre en busca de sentido” de Victor Frankl (el de la foto), un psicólogo que vivió en carne propia el estar en campos de concentración y que sintió en un comienzo lo que era una existencia vacía para luego cambiar y escribir este libro que ha sido traducido a mas de 20 idiomas y considerado uno de los 10 libros mas influyentes de todos los tiempos por la Library of Congress en Washington, en el cual habla sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades y descubrir que la vida tiene un sentido, que todos tenemos una misión en ella, y que es digna de ser vivida.

“Consideremos a continuación lo que podemos hacer si un paciente nos pregunta cual es el sentido de su vida. Dudo que haya ningún médico que pueda contestar a esta pregunta en términos generales, ya que el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día para otro, de una hora a otra hora. Así pues, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado. Plantear la cuestión en términos generales puede equipararse a la pregunta que se le hizo a un campeón de ajedrez: “Dígame, maestro, ¿cuál es la mejor jugada que puede hacerse?” Lo que ocurre es, sencillamente, que no hay ninguna que sea la mejor jugada, o una buena jugada, si se la considera fuera de la situación especial del juego y de la peculiar personalidad del oponente.

No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto. Los hechos que parecen robarle el sentido a la vida incluyen no solo el sufrimiento o la angustia, sino también la muerte.

El pesimista se parece a un hombre que observa con temor y tristeza como su almanaque, colgado en la pared y del que a diario arranca una hoja, a medida que transcurren los días se va reduciendo cada vez más. Mientras que la persona que ataca los problemas de la vida activamente es como un hombre que arranca sucesivamente las hojas del calendario de su vida y las va archivando cuidadosamente junto a los que le precedieron, después de haber escrito unas cuantas notas al dorso. Y así refleja con orgullo y goce toda la riqueza que contienen estas notas, a lo largo de la vida que ya ha vivido plenamente. ¿Qué puede importarle cuando advierte que se va volviendo viejo? ¿Tiene alguna razón para envidiar a la gente joven, o sentir nostalgia por su juventud perdida? ¿Por qué ha de envidiar a los jóvenes? ¿Por las posibilidades que tienen, por el futuro que les espera? “No, gracias”, pensará. “En vez de posibilidades yo cuento con las realidades de mi pasado, no sólo la realidad del trabajo hecho y del amor amado, sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estos sufrimientos son precisamente las cosas de las que me siento más orgulloso aunque no inspiren envidia”.

Y eso justamente porque en la vida todo tiene un sentido, nada pasa por casualidad, si sufrimos siempre es por algo, es una oportunidad enviada del cielo para hacernos mas fuertes, para hacernos mejores. Una persona que le da un sentido a su vida, un “por qué vivir” que trascienda lo puramente terrenal, es significativamente mas feliz que una persona que piense que aquí abajo termina todo, porque vivirá con esperanza, con ilusión del premio que recibirá, vivirá despegado de los bienes de la tierra, porque sabe que lo que hace tiene un sentido, tiene una misión que va mas allá de ganar mas dinero, de sentirse cómodo acá en la tierra y sabe que eso a la postre es lo único realmente importante en su vida, y sabrá enfocar ésta hacia esa dirección.

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