Ya estamos nuevamente en Navidad, así que lo menos que podía hacer es escribir algo al respecto. Una vez mas se ha vuelto el reto de los departamentos de Marketing sobre como disfrazarla mas y crear papanoeles y productos para vender mas, y no tengo nada contra ello porque yo mismo soy marketero, sin embargo, el marketing hace que la navidad se convierta en una fiesta de regalos, papa noeles, panteones, descanso y relax, o inclusive, en el mejor de los casos, una fiesta familiar, pero de lo que se olvidan es del dueño del santo.
Justamente ayer fui a ver la película El Nacimiento, muy buena dicho sea de paso, altamente recomendable. Se me ocurrió meterme con la imaginación en la película y preguntarme que hubiese hecho en esos momentos. Si hubiese sido la Virgen, hubiese aceptado tremenda misión, tal como lo aceptó Ella, sin dudarlo y aceptando feliz la voluntad de Dios? Si hubiese sido José hubiese amado y sido fiel a mi esposa a pesar de que me contaba que el hijo que llevaba en su vientre era obra del Espíritu Santo y no tenía como comprobarlo mas que con la fé? Y si hubiese sido uno de esos ciudadanos de Belén, a los que José les tocó la puerta desesperado para que le den un rincón para recibir al niño Jesús, también me hubiese negado a recibirlo, diciendo que ando muy ocupado para esas cosas? La respuesta lógica es no, pero lo cierto es que Jesús sigue buscando todavía un lugar en nuestro corazón, y no hacemos mas que negarlo. Quizá sea un buen momento para pedirle perdón por nuestra ceguera personal, por nuestra ingratitud, por nuestra falta de interés en conocerlo, en seguirlo, y asi estoy seguro que nos dará la gracia de no cerrarle nunca más la puerta de nuestras almas.
En una parte de la película, me di cuenta cual debe ser nuestra actitud frente al nacimiento de Jesús. Me gustaría ser como los pastores, que dejaron su rebaño, su descanso, interrumpieron lo que están haciendo, (es decir, priorizaron lo mas importante) y acudieron al portal frente a la invitación de Dios para que vayan a verlo. Invitación que se renueva cada día, hoy, aquí, ahora, entre encartes publicitarios, blogs, laptops, Internet, MP3, Jesús sigue invitándonos. ¡Y nosotros que seguimos viviendo sin pensar en él!
¿Nos hemos puesto a pensar, cómo le estamos correspondiendo? No basta con ir a ayudar a algún pueblo joven o de niños necesitados, una semana antes, eso es un tranquilizador de conciencias barato, o ir misa los Domingos y olvidarnos el resto de la semana. A alguien que se le quiere, que ha nacido y que encima ha dado la vida por cada uno de nosotros, lo menos que podemos dedicarle son unos minutos cada día, no creen?
Quizá sea lo mejor tener un momento de pausa para reflexionar seriamente sobre nuestras vidas, sobre el papel que tiene Dios en nuestra existencia diaria y como podemos mejorar. De esto ya me ocuparé de escribir la próxima semana cuando haga mi planeamiento personal del 2007. Por ahora, no me queda mas que desearles una Feliz Navidad.
Comments