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¿Qué es el éxito y como alcanzarlo?


Trabajo en una empresa de selección de personal en la cual nos toca entrevistar continuamente candidatos y una de las preguntas que siempre realizo gira en relación al éxito conseguido y a que le llaman éxito.

Y es que es muy interesante conocer su opinión al respecto, porque es en base a este concepto que girará gran parte de su vida y sus aspiraciones. Me contaba un amigo del rubro que entrevistó a un ejecutivo y le preguntó si era exitoso. El ejecutivo respondió que había sido gerente desde los 25 años, trabajó en 4 empresas de primer nivel ascendiendo de posiciones hasta llegar a una gerencia general en pocos años. Una vez que terminó mi amigo le volvió a preguntar lo mismo para hacerlo recapacitar sobre si su concepto de éxito giraba únicamente en el plano laboral, con lo cual, el enfoque definitivamente no era el correcto.

Mucha gente se esfuerza por subir una escalera pero lo que no sabe es que la ha colocado en el lado equivocado, y que cuando termine de subirla se dará cuenta que no era lo que quería. Es por ello muy importante identificar lo que uno quiere en la vida y lo que nos hará realmente felices a nosotros y a los que viven con nosotros.

En esta época hay muchas variables disfrazadas de éxito que luchan por capturar la atención de uno mismo, pero que en realidad no son más que pequeñas satisfacciones efímeras que lejos de darnos una tranquilidad de conciencia (requisito indispensable para ser y vivir felices) no hacen más que engañarnos y desviarnos del camino correcto. Una de ellas es la cultura ligth de nuestro tiempo que propone el «usar y tirar» propio del consumismo como hábito de conducta, pero olvida que las personas no son de plástico y necesitan y reclaman un ámbito en el cual el pensamiento forme convicciones firmes que orienten las decisiones y los sentimientos. Gustavo Zerbino, sobreviviente del accidente en avión de un equipo de rugby que dio origen a la película “Viven” nos dice que “El mundo está totalmente de espaldas a una realidad interior. Busca en el exterior formas de satisfacer necesidades que sólo pueden ser colmadas desde el interior. Estamos mirando en la dirección errónea. Como es un péndulo dialéctico, un día dará la vuelta, y confío que haya un retorno a la espiritualidad y v los valores”

Alvarez de Mon, aquel brillante pensador y profesor del IESE nos dice que “La misión principal de un buen directivo es responder y atender el anhelo del ser humano de mejorar su calidad de vida. Cuando caminas por el sendero de la vida, unas veces más contento y risueño, otras más cariacontencido y pesaroso, al menos siempre confiado en que es lo que te conduce a algún sitio valioso, te vas dando cuenta de lo que pesa en la mochila. En ella hemos metido de todo, lo importante y lo anecdótico, lo esencial y lo estético, y nuestra sufrida espalda empieza a pagar factura por el sobrepeso. La solución es sencilla, desprenderse de todo aquello que dificulta y ralentiza la marcha y seguir, ahora sí, ligero de equipaje.” Es decir, priorizar, nuestro éxito, nuestra meta debe estar fijado en lo más importante para nosotros, que no es sinónimo de ganar más plata o tener más títulos, sino de ser mejores personas, y este título, aparentemente abstracto y subjetivo se puede concretar en metas objetivas como preocuparse por alcanzar ciertas virtudes puntuales que nos hagan falta, dedicarle más tiempo a nuestra esposa, padres, enamorada, hijos o lo que uno tenga, ser más productivo en el trabajo, profundizar nuestra vida espiritual, ser mejores amigos de nuestros amigos, es decir, nuestro verdadero éxito será mejorar en todas estas variables mencionadas anteriormente, no centrarse en alguna de ellas descuidando el resto.

Y definitivamente cuesta alcanzar ese verdadero éxito, y cuesta mucho, porque son varios aspectos, el “éxito” que te da el centrarte en aspectos puntuales como el dinero, o el placer, es fácil pero pasajero. Al respecto dice Alvarez: “Cualquier persona equilibrada prefiere el placer al dolor. Hasta aquí, es fácil que todos nos pongamos de acuerdo, salvo alguno que, temeroso de las enseñanzas de Epicuro, si se lo pasa muy bien, se siente mal, y se culpabiliza. En su balanza personal va haciendo méritos para ganarse el gran premio, y si el activo de goce, diversión y placer excede el pasivo de partidas como renuncia, sacrificio, trabajo, y deber, todos sus sistemas de control se disparan. Estas personas que se “inmolan” por el bien de la humanidad suelen ser muy malos profesionales de la contabilidad. No encuentran ninguna satisfacción en el maravilloso equilibrio del pasivo = activo. Su compleja estructura mental desafía a la precisión y armonía de los números y conceptos contables, decantándose por un balance cojeen el que el pasivo lastra y fustiga al irresponsable activo.

El hombre que aprende a disfrutar suele aprender también a sufrir. No le digo que sea íntimo amigo del dolor, pero comienza a entenderle y hasta le agradece sus indirectas y códigos secretos. “

Ya lo dice uno de los psicólogos más grandes de nuestra época, Victor Frankl, un judío que vivió y sobrevivió a los campos de concentración nazi. “El interés principal dek hombre no es encontrar el placer, o quitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida” y eso es justamente lo que nos dará ese orden mental para priorizar lo que es realmente importante para nosotros y nos permitirá conseguir el éxito.

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