Aquí me tienen nuevamente. Esta vez para comentarles una experiencia propia que creo que vale la pena compartirla. Ayer tuve la oportunidad junto a un grupo de amigos de asistir a una chocolatada navideña de niños con escasos recursos.
Lo mas bonito es que los que salieron ganando finalmente fuimos nosotros porque nos queda una pequeña satisfacción interna de haber hecho lo correcto. No es que sea la obra social del año, al contrario, en realidad es muy poco para todo lo que deberíamos hacer, sin embargo, el ayudar a estos niños nos ha dejado unas ganas de seguir ayudando y que ojalá se puedan concretar el próximo año. Esas son quizá las cosas que realmente lo hacen feliz a uno. Yo creo que las personas generosas, serviciales, volcadas en darse a los demás son las menos probables en caer en el desánimo y la depresión.
Para muestra un botón, Mar Cogollos, una joven psicóloga mundialmente famosa que por un accidente tonto quedó hemipléjica a los 20 años, cuenta en su libro que cuando recién le pasó esto entró en una depresión tremenda: “Descubrí que podía hacer mucho por los demás. Ayudarme y volcarme con los enfermos del hospital en el que estaba hizo que pasase de puntillas por la fase de la depresión. A todos les sorprendió, a mi también, lo pronto que aterricé y acepté mi nueva condición. Pensé que si aquel día no me morí es porque aún tenía cosas importantes que hacer en esta vida.”
Por eso dicen que uno de los secretos para ser feliz es darse y servir a los demás sin esperar que te lo agradezcan. Al respecto, Santiago Alvarez de Mon, uno de mis escritores preferidos nos dice: “No hay persona que en sus cabales sea capaz de aguantar una continua observación de si misma. El que se presta mucha atención, el que se embadurna solazadamente en su propio barro es mas propenso a cazar este virus moderno de la depresión. Por el contrario, las personas que tienden a vivir hacia fuera, que expansivas abren brazos donde todos entran, son fuertes y resistentes al contagio depresivo. No es que estén inmunes, quien puede decir de esta agua no beberé, pero las personas serviciales y generosas llevan mejor los embates de esta epidemia que solo a los psiquiatras tiene felices.”
De hecho, estoy seguro que podemos aprender mucho más de la gente discapacitada, pobre, llenas de problemas, como la que hemos visto hoy, que viven en medio del cerro del Morro Solar, que de los gurús, de los gerentasos, de los ricos y famosos. Y es que los problemas enseñan más que las explicaciones perfectas de científicos eminentes o pedagogos enredados en sus esquemas. A través de su crecimiento, aceptación y de verlos con la cara sonriente, la gente herida nos ha enseñado que debemos aceptar nuestras debilidades y no pretender ser siempre fuertes y capaces porque es allí donde creamos barreras para ser felices. Ojo, no quiero decir tampoco que seamos mediocres, para nada, siempre hay que lucharla.
Estos niños de hoy no viven pendientes de lo que los demás piensan de ellos, como si lo hacemos nosotros, y lo peor es que no nos damos cuenta que los demás están demasiado preocupados por lo que tú piensas de ellos para fijarse en ti. Es decir, que me compro mi IPOD último modelo para quedar bien con todos y lucirla y en realidad a la gente le importa un pepino mi IPOD y por gusto gasté tanto. En fin, si or estas fiestas navideñas, alguien se siente mas feelin de lo normal o le viene la depre, tomen nota de este eficaz remedio, les aseguro que no falla.
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