Hoy nuestro querido blog cumple su primer año de vida y la verdad es que me siento muy agradecido con todos ustedes porque han sido el motor para que todos estos días me motivaran a guardar artículos, a pensar constantemente que escribir, y de eso he aprendido muchísimo. Por algo dicen que los años enseñan cosas que los días jamás llegan a conocer. Y es que recién ahora me doy cuenta de todo lo que he aprendido escribiendo acá porque este blog lo hice con la idea de que aprendamos a vivir mejor, ya que si vivimos mejor, moriremos mejor, y eso es en definitiva, lo único que cuenta, lo demás es nada.
Yo soy de los que les gustaría morir exprimidos como un limón, cuando ya no podamos dar una gota mas. Me da gusto saber que todo esto que nació como una forma de compartir con amigos cercanos algunos artículos y opiniones personales haya ampliad
o su horizonte para enriquecerse con los comentarios de muchos de ustedes que a pesar de que no nos conocemos personalmente, hemos cruzado opiniones a través de los comentarios que me han escrito. Así que los animo a que puedan enviarme siempre sus sugerencias sobre los temas de los que deberíamos hablar.
Por lo pronto, y con el fin de hacer mas interesante y útil este blog, me centraré en las siguientes semanas en un tema que es común a todos nosotros, me lo han pedido bastante y del que no nos gusta hablar: la Adversidad. Como ustedes saben, tarde o temprano, todos nosotros recibimos la visita imprevista de una vieja y exigente maestra: La adversidad, de la que podemos lamentarnos o de otro lado, podemos aprender muchísimo. Pues bien, si igual va a venir, no nos queda otra cosa que mirarla con buenos ojos y darle la bienvenida. Solo de esa forma podremos aprovechar su visita para mejorar. Recorreremos algunos casos de la vida cotidiana pero a la vez ejemplares, de personas que han sabido ver el vaso medio lleno siempre, inclusive cuando estaba ya casi vacío, para así aprender de ellos. La mayoría de estos casos los he sacado de un libro, acaso uno de los mejores que he leído en mi vida, que se llama “Desde la Adversidad” de Santiago Alvarez de Mon.
Veremos por ejemplo el caso del cantante Andrea Bocelli, el cual a los 12 años, a causa de una rara enfermedad y un pelotazo en la cara accidental, se quedó ciego. El mismo Bocelli comenta en su libro autobiográfico: The music of silence, ”Curiosamente la naturaleza, mientras me quitaba algo valiosísimo, la vista, me daba otro regalo, la música. Con una mano soltaba algo tan querido como la visión, pero con otra agarraba fuerte una muleta y una compañera inestimable, la música, otra forma de “ver”. Al mismo tiempo recordaba las palabras del escritor alemán Goethe: “Vivir en la idea significa considerar lo imposible como posible”.
Muchos de los logros y realizaciones de Andrea Bocelli hace unos años hubieran sido considerados por una abrumadora mayoría de personas, utópicos e inalcanzables. Hoy son realidades tangibles gracias al coraje y persistencia de un hombre que aprendió a mirar de otra manera, porque “lo esencial es invisible a los ojos” tal como dice la cita del Principito.
Otro de los actores de este gran teatro de aquellos que le dieron la bienvenida a la adversidad e hicieron de la lucha diaria una forma de vida, es Juan Oiarzábal, montañero español, el único montañista en el mundo que ha coronado los 14 “ochomiles” (las montañas que pasan de los 8 mil metros de altura) sin oxígeno. Comenta en el libro Conversaciones con Juanito Oiarzábal: “La montaña es incierta e imprevisible, te pueden pasar muchos imprevistos que ni sospechabas momentos antes. Un cambio brusco de temperatura, una avalancha, una niebla espesa que te impide ver mas allá de dos metros. Te preparas, planificas todo, y luego surgen un sinfín de imponderables de los que pueden depender tu vida. Uno está obligado a organizar y controlar todo lo que depende de él, pero luego, ante la Madre naturaleza, tienes que rebajarte y adaptarte a las circunstancias del momento”. Podemos apreciar en sus palabras, una enseñanza importantísima para todos los que tenemos una reacción alérgica ante la incertidumbre propia de la vida que en muchos casos es capaz de traernos problemas y sufrimientos con los que no contábamos.
La siguiente invitada virtual de honor a este blog es Mar Cogollos, psicóloga reconocida a nivel mundial. A los 25 años le vino una enfermedad y le fijaron un compás en la cabeza del que salían unos hierros de veinte kilos que tiraban de ella hacia atrás. Siempre acostada, sin poder mover la cabeza ni incorporarse, así pasó seis semanas eternas y durísimas. Cuenta en su libro, Elogio de le debilidad: “Todos los días venía el médico, a decirme que cierre los ojos, que mueva los pies, me pincha con una aguja… no sentía nada. Por los pasillos veía pasar sillas de ruedas, poco a poco lo iba asimilando, aún confiada en que mi parálisis fuese solo temporal”. El desenlace final de la enfermedad es que Mar queda definitivamente tetrapléjica. “Recuerdo que pensar y ayudar a los demás me ayudó muchísimo en mi recuperación. Tenían que levantarse e ir al gimnasio por la mañana mis compañeras. Les urgía a que se arreglaran, que se peinaran, que siguieran siendo mujeres, la vida continúa. A veces asumía mas un papel de psicólogo o de amigo que de paciente. Allí había mucha gente lastimada, me entregué lo que pude a ella. Trabajé mucho con las familias para que entendieran que el accidentado tiene que aprender a hacer las cosas por si mismo. La gente no entiende lo importante que es valernos por nosotros mismos. Cuando abandoné el hospital una persona me dijo, que no te miren con pena sino con admiración, y eso va a depende exclusivamente de ti. Y es que cuando te enfrentas a una adversidad, a algo fuerte, muchas veces te saca de dentro lo que tenemos, esa necesidad de darnos mas generosamente a los demás”.
Casos de la vida real como estos tres grandes invitados, todos ellos testimonio vivo de lo que es luchar contra la adversidad, nos acompañarán en los próximos artículos de este blog y estarán caminando por los salones y cuartos de esta mansión fría, dura, cruel, y aparentemente injusta, llamada adversidad, que a todos nos llega en algún momento de nuestras vidas, pero que gracias a inquilinos como ellos se torna un medio para mejorar como persona, para ver la vida con otros ojos y para darle un sentido a la misma que quizá antes no teníamos.
Como dice Emerson: “Los vencedores en las batallas de la vida son hombres perseverantes que sin creerse genios, estuvieron convencidos de que tan solo por la perseverancia en el esfuerzo lograrán el anhelado fin”
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