Muchas veces nos encontramos tan metidos en nuestro día a día, en el estrés del trabajo, que nos olvidamos de aspectos importantísimos en nuestra vida.
Quizá ahora que soy papá se me vienen estas ideas a la mente, porque estoy empezando a saber el gran sacrificio que hacen los padres por sus hijos. Y nosotros los hijos estamos centrados en como trabajar más para ganar más, porque pensamos que eso nos hará más felices.
Y es que hoy en día la sociedad busca modelos triunfadores en los que retratarse y confiar…y la pena es que los encuentra. Nosotros mismos fabricamos y vendemos la idea de que el éxito siempre viene acompañado de dinero, apariencias, reuniones, y destinamos nuestro valioso tiempo cada vez más para conseguir eso, en desmedro de dedicar más tiempo a la familia, los hijos, la esposa, los padres, sobre todo estos últimos, que muchas veces, cuando uno se casa, tiende a olvidarlos. Como bien dicen, es la cultura del pedestal, del museo de cera, de la estatua majestuosa, del mito embriagador, del poder a toda costa. Y los que realmente aprovechan el poder, son paradójicamente los que no lo desean ni lo necesitan, son los únicos que pueden convivir con él, y cuando se vaya, (porque no todo es eterno), continuar disfrutando de la vida.
Cuando vi este video, me puse a pensar todo lo que tengo que agradecer a mis padres. Véanlo:
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