Esta semana, he querido resumir por última vez un capítulo del libro el Desafío del amor, de Kendrick, que dio paso en su momento a la película Prueba de fuego. “El amor se sacrifica. Te mantiene tan sintonizado con las necesidades de tu pareja que a menudo respondes sin que te lo pida. Y cuando no te das cuenta de antemano y tu cónyuge debe decirte lo que sucede, el amor va directamente al centro del problema.
Sin embargo, muchas veces, la única forma de darnos cuenta de que la vida es difícil para nuestro cónyuge es cuando comienza a quejarse. Entonces, en lugar de preocuparnos de verdad o de correr a ayudar, quizá pensemos que tiene una mala actitud. No nos damos cuenta del dolor y la presión que él atraviesa de la misma manera que lo hacemos con nuestro dolor y nuestras presiones. Cuando queremos quejamos, esperamos que todos comprendan y se compadezcan de nosotros.
Esto no sucede cuando hay amor. No es necesario que las señales evidentes de angustia despierten de un sacudón al amor. Antes de que las preocupaciones y los problemas comiencen a asediar a tu cónyuge, el amor ya se ha puesto en acción. Discierne la carga que se comienza a acumular e interviene para ayudar porque el amor quiere que seas sensible con tu cónyuge.
Esta es la clase de necesidades que deberías buscar en tu esposa o tu esposo. En lugar de andar enojado porque no te trata como crees que debería, deja que el amor te saque de la autocompasión y vuelva tu atención a las necesidades de tu cónyuge.
Tienen por delante una vida juntos. Para vivirla más felices, es bueno que conozcas la opinión de tu cónyuge en temas aparentemente sencillos pero que seguramente no conoces al detalle, en todo caso, el solo hecho de hacerlas a tu esposo(a) y que él (ella) te las haga a ti, ya verás como te nutre de nuevas ideas. Aquí algunas preguntas:
¿Cuál es tu mayor esperanza o sueño?
¿Qué disfrutas más de tu vida en este momento?
¿Qué disfrutas menos de tu vida en este momento?
¿Cuál sería el trabajo de tus sueños si pudieras hacer algo que te gusta y que te pagaran por ello?
¿Qué has querido hacer siempre pero todavía no se te ha dado la oportunidad?
¿Con quién te sientes más «seguro»? ¿Por qué?
Si pudieras almorzar con cualquier persona del mundo, ¿con quién sería y por qué?
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste rebosante de alegría?
Si tuvieras que regalar un millón de dólares, ¿a quién se lo darías?
¿Qué tres cosas que yo hago te gustan mucho? ¿Qué tres cosas que yo hago te sacan de quicio? En el pasado, ¿qué he hecho para hacerte sentir amado? ¿Qué te ha hecho sentir ignorado?
¿En qué tres puntos puedo mejorar?
De los siguiente items, ¿qué te haría sentir más amado?
Que te masajee y acaricie durante una hora.
Sentarnos y hablar durante una hora sobre tu tema preferido.
Contratar a alguien para ayudarte en la casa una tarde.
Recibir un regalo especial.
Escuchar cuánto te aprecio.
¿Qué te gustaría poder borrar de todo lo que ha sucedido en el pasado?
¿Cuál es la próxima decisión importante que crees que Dios quiere que tomemos como pareja?
¿Cómo te gustaría que fuera tu vida dentro de cinco años?
¿Qué palabras te gustaría escuchar de mi boca más a menudo?
No puedes cambiar a tu cónyuge. No importa cuánto lo desees, no puedes hacer el papel de Dios y llegar a su corazón para transformarlo en lo que quieres que sea. Sin embargo, muchas parejas pasan gran parte de su tiempo intentando cambiar a su cónyuge.
Se ha dicho que la locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. ¿Pero acaso no es lo que sucede cuando intentas cambiar a tu pareja? Obtienes la mayor de las frustraciones. En algún momento, debes aceptar que no es algo que tú puedas hacer.
¿Acaso ha funcionado regañar o fastidiar? La respuesta es no, porque estos métodos no cambian el corazón. En cambio, es hora de intentar hablar con Dios sobre tu cónyuge. Si tu cónyuge no tiene ninguna clase de relación con Dios, entonces está bien claro por qué tienes que comenzar a orar. Más allá de esto, comienza a orar exactamente por lo que tu pareja necesita. Ora por su corazón; por su actitud.”
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