Hace un par de semanas murió un familiar de un amigo cercano, al buscar algún texto para enviárselo, encontré éste en el que Santiago Alvarez nos deja ideas claras de lo importante de aprovechar la vida. Y es que cómo vivimos nos permite darnos una idea de cómo moriremos. Nos dice lo siguiente: “Si se han hecho los deberes, si se ha sido íntegro, es decir, si ha habido correlación entre los valores, principios e ideales que se proclaman, y los comportamientos y actos de nuestra vida, si uno se ha viciado con alegría y naturalidad, no a impulsos dirigidos por escrúpulos culpabilizadores, se hace factible lidiar el toro final con un estado de ánimo sereno y esperanzado.
Jorge Borges tiene un poema tremendo, titulado «El remordimiento»:
“He cometido el peor de los pecados
Que un hombre puede cometer No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona, siempre está a mi lado, la sobra de haber sido un desdichado.”
Si algo nos debiera enseñar la pérdida de seres queridos es que vivir es una cuestión urgente. Amar, confiar, creer, esperar, conversar, perdonar, decidir, abrazar, actuar, es urgente. ¿De qué nos arrepentimos los hombres y las mujeres? Salvo algún tarado que sólo piensa después de haber actuado, los demás lamentamos aquello que no hemos hecho. Si hubiera cambiado de carrera a tiempo, si hubiera dejado la empresa antes, si no le hubiera insultado en aquella discusión, etc. La cantidad de lamentos y nostalgias puede ser tan grande que nos deje una huella indeleble en nuestro estado de ánimo.
Continúa diciendo que la vida es aquello que ocurre, que acontece, que fluye, una vez que hemos hechos nuestros deberes, que hemos cumplido nuestras tareas. Entonces, como consecuencia de ello, soñamos y vivimos. ¿Fácil propuesta? En absoluto, que nadie se engañe.. Es un desafío para mentalidades sabias y fuertes. Los muros existen para darnos la oportunidad de demostrar hasta qué punto deseamos algo. Los muros están para frenar a la gente que no desea suficientemente algo. Están para frenar a los demás.
Entre la realidad, con sus pros y sus contras, y la alternativa idealizada, siempre gana esta última. Entre la realidad llena de compromisos y deberes y la alternativa mitificada, se impone ésta desangrándonos en el oportunismo e injusticia de una comparación irreal. Por tanto, en cuanto una voz interior susurre acciones y decisiones suficientemente ponderadas y asumidas, lo mejor es seguir sus dictados. Si no, el futuro nos mostrará el presente, hoy, transformado en pasado hipotecante.
Comments