Esta debe ser una de las preguntas de moda hoy en día, porque de alguna manera nos afecta a todos. Tanto los millonarios que han visto desaparecer sus fortunas como los ciudadanos del día a día, que nos preocupamos porque la caída de la Bolsa nos ha dejado sin fondos de pensiones para nuestra vejez, o en nuestro trabajo la crisis se haya sentido o se vaya a hacer sentir en el 2009.
Y es que ¿es justo que por la forma de actuar de inescrupulosos o inmorales banqueros de inversión americanos todos tengamos que pagar los platos rotos? Más allá de centrarnos en contestar estas preguntas, creo que es una advertencia que nos llama a pensar más allá de eso.
En el fondo lo que ha contribuido a los problemas no sólo ha sido una falta de capital monetario, sino también una falta de capital espiritual. James Malloch, una de las cabezas del Lehman Brothers, Banco de Inversión americano, dijo esta semana que el capital espiritual, que se aumenta a través del cultivo y la práctica de las virtudes, añade algo que el capital social no tiene. Este capital espiritual, debe ser algo más que sólo un ejercicio de relaciones públicas, que en nuestros días se suele denominar responsabilidad social corporativa, pero que con frecuencia no es sino un dispositivo para rechazar las críticas de las organizaciones no gubernamentales. Tiene que estar más relacionado hacia la forma en que uno trabaja, esforzarse por hacerlo lo mejor posible, con compromiso, con afán de terminar las cosas bien hechas, de forma ética, en beneficio de la empresa y no de uno mismo. Esa es exactamente la forma en la que no se tomaron las decisiones que ocasionaron esta crisis. Se veía venir, sin embargo, prefirieron elevar el riesgo por hacerse más ricos, sin medir las consecuencias.
Las actuales crisis financieras nos muestran la importancia de construir la vida sobre las cosas que realmente tienen valor en la vida. Esta semana, el Papa a pesar de no ser un economista se pronunció respecto a la crisis y dijo lo siguiente: “…Lo vemos ahora en la caída de los grandes bancos: este dinero desaparece, no es nada. Y así todas estas cosas, que parecen la verdadera realidad con la que contar, y que son realidades de segundo orden. Debemos cambiar nuestra idea de que la materia, las cosas sólidas, que tocamos, sean la realidad más sólida, más segura.”
Invitó también a reflexionar donde construir la casa de nuestra propia vida, sobre la arena o sobre la roca. “Sobre la arena construye quien construye solo sobre las cosas visibles y tangibles, sobre el éxito, sobre la carrera, sobre el dinero. Aparentemente estas son las verdaderas realidades. Pero todo esto un día pasará. Quien construye la vida sobre estas realidades, construye sobre arena. Es innegable que las demás realidades, cuando son comparadas con Dios, descubren sus límites. Son verdades penúltimas, pero no son la verdad última”.
Es decir, los temas espirituales, los principios, los valores de una persona se construyen sobre roca. todo lo demás es un medio, no es un fin en si mismo, sólo cuando nosotros le damos un nivel de importancia tal y confundimos las cosas. El dinero es sólo un medio (como muchos) para llegar a ser más feliz, tanto en esta tierra como en la otra. Al final podemos llegar a serlo con mucho o con poco, Y esto me trae a colcación, un antiguo artículo de este blog: ¿Con cuánto dinero se puede comprar más felicidad? La verdad es que más dinero, nos da más felicidad, la pregunta es cuánto más felicidad nos dará y todo lo que uno hace para conseguir ese dinero. Manel Baucells decía que había que reflexionar si había valido la pena matarse trabajando, a costa de disminuir tiempo con la familia, con un nivel de estrés al borde del colapso, a fin de ganar más dinero para comprarse un auto y una casa nuevo, y mudarse a un barrio exclusivo en el cual siempre habría gente más rica que uno. Y en todo ese proceso haber perdido amigos, familia, tiempo para darlo a los demás.
Donde está nuestro tesoro está nuestro corazón dice aquella vieja frase andaluza. Si nuestro tesoro está en la Bolsa, en nuestros ahorros, pues habrán razones y muchas para alterarse, pero si reorientamos nuestro tesoro y nos enfocamos en cuales son la actividades más importantes para nosotros, para nuestras familias, nos daremos cuenta que el enfoque cambia completamente, los problemas son menos problemas, y en todo caso la solución está al alcance de nuestras manos y no de lo que hagan la FED, el G7 ni los grandes empresarios, y es que en mi vida mando YO! Y por ende soy el único con derecho a autorizar quien puede interrumpir mi tranquilidad y en que nivel.
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